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Crónica
19/06/2025
En un hito fundamental para el desarrollo sostenible y la resiliencia territorial, el Comité Regional de Cambio Climático (CORECC) del Biobío aprobó el Plan de Acción Regional de Cambio Climático (PARCC).
Enmarcado en la Ley Marco de Cambio Climático, este plan constituye una hoja de ruta estratégica que orientará la acción climática durante los próximos cinco años, período tras el cual será revisado y actualizado.
Este instrumento fue elaborado entre 2023 y 2025 por el CORECC, presidido por el Gobernador Regional y contando con la SEREMI del Medio Ambiente como Secretaría Técnica.
El proceso contó con el respaldo técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Centro EULA-Chile de la Universidad de Concepción, y con la contribución financiera del Fondo Verde del Clima (FVC).
El Gobernador Regional del Biobío, Sergio Giacaman, destacó que "Este plan representa un paso decisivo hacia una región más resiliente y sostenible. Su elaboración participativa y técnica nos da la certeza de que estamos tomando decisiones responsables, alineadas con las necesidades de nuestra región y sus habitantes, respecto de mitigar los efectos provocados por el cambio climático.
Ahora que está aprobado el Plan de Acción, debemos iniciar las gestiones para su implementación, que necesitará la colaboración entre el mundo público, privado y la sociedad civil. Tenemos que trabajar en conjunto para proyectar la región que queremos heredar a las próximas generaciones”.
Por su parte, el seremi del Medio Ambiente, Pablo Pinto Valenzuela, subrayó el carácter colaborativo del proceso “Logramos elaborar un instrumento amplio, intercultural y territorialmente coherente con las realidades locales.
Este plan es fruto del trabajo articulado entre los servicios públicos, el mundo académico, la ciudadanía y los pueblos originarios. Refleja el compromiso de todos los sectores por avanzar en una acción climática efectiva y con enfoque de justicia climática”.
La Representante de la FAO en Chile, Eve Crowley, celebró la aprobación del Plan como un avance significativo en la construcción de resiliencia climática: “Este instrumento es un ejemplo del poder del diálogo participativo y multisectorial para
construir soluciones a la altura del desafío climático. Refleja el conocimiento, la experiencia y el compromiso de quienes viven y trabajan en el territorio. Desde la FAO, seguiremos acompañando este proceso con convicción y entusiasmo” concluyó.
La elaboración del plan incluyó un proceso de consulta ciudadana que concluyó el pasado 16 de mayo, en el cual se recepcionaron 115 observaciones. Estas fueron sistematizadas, evaluadas e incorporadas al documento final, lo que permitió fortalecer tanto su legitimidad como su pertinencia territorial.
Medidas para avanzar en acción climática
El Plan contempla 37 medidas y 92 acciones organizadas en tres grandes ejes: adaptación, mitigación y medidas transversales. Su objetivo es reducir la vulnerabilidad climática de la región, proteger sus ecosistemas y avanzar en una acción climática socialmente inclusiva y territorialmente justa.
El diagnóstico climático da cuenta de amenazas relevantes como el aumento de las temperaturas, la disminución de precipitaciones, el retroceso de la isoterma 0°C y una mayor frecuencia de eventos extremos, tales como incendios forestales, inundaciones y sequías.
Estas amenazas utilizaron un enfoque metodológico innovador que construyó las medidas de adaptación no desde los sectores, sino a partir de las amenazas climáticas propias de la región.
Las medidas de mitigación se proponen en coherencia con instrumentos regionales existentes, como la Estrategia Regional de Desarrollo y las políticas de biodiversidad y de residuos. A través de este enfoque, se busca contribuir al cumplimiento de los compromisos climáticos nacionales desde una perspectiva territorial, articulando esfuerzos entre sectores e integrando la mitigación como parte de una estrategia de desarrollo sostenible para la región.
A su vez, las medidas transversales, abordan la educación y sensibilización frente al cambio climático, la gestión del conocimiento y el fortalecimiento de capacidades técnicas, así como la coordinación institucional e intersectorial a través del CORECC.
Finalmente, el Plan establece un sistema de seguimiento y monitoreo que permitirá evaluar la implementación de sus medidas mediante indicadores, líneas base y responsables definidos.
Su ejecución requerirá una gobernanza climática sólida, apoyada en el CORECC, y una coordinación efectiva entre instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales, pueblos originarios y comunidades locales.