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Crónica
29/04/2025
Pese a que la Región del Biobío concentra la mayor inversión en pavimentación a nivel nacional, con más de 16.900 millones de pesos asignados sólo en 2024, el rezago estructural en zonas rurales y urbanas sigue siendo uno de los principales desafíos del sector infraestructura.
Actualmente, de los más de 8.000 kilómetros de rutas existentes en el territorio regional, según datos del Ministerio de Obras Públicas, sólo cerca del 33% se encuentra pavimentado, un porcentaje bajo en comparación con el promedio nacional que supera el 40%.
En ese contexto, el Programa de Pavimentación Participativa se ha mantenido como una herramienta clave de equidad territorial y mejora en la calidad de vida, especialmente en comunas con déficit en infraestructura vial. Según datos entregados por el Serviu Biobío, el presupuesto en ejecución para este año permitirá desarrollar 94 proyectos, que incluyen 37 calles, 41 pasajes y 16 aceras, totalizando 77.379 metros de pavimentación en diversos puntos de la región.
La directora regional del Serviu, María Luz Gajardo Salazar, valoró el impacto del programa: “Es importante destacar que el Programa de Pavimentos Participativos es uno de los más antiguos, con 35 años de existencia, y es reconocido por el impacto positivo que provoca en las comunidades. Estamos convencidos de que estos proyectos contribuyen significativamente al desarrollo y al bienestar de nuestras familias”, sostuvo.
Aunque las cifras de inversión posicionan al Biobío como líder nacional, desde el Gobierno Regional y el Ministerio de Obras Públicas (MOP) reconocen que la brecha en conectividad vial requiere soluciones de largo plazo, especialmente en sectores rurales que hoy carecen de caminos básicos pavimentados.
Al respecto, el seremi de Obras Públicas del Biobío, Hugo Cautivo Baltierra, explicó que el desafío trasciende las obras de alto impacto urbano:
“Parte de los desafíos que nosotros visualizamos desde el comienzo de este periodo de gobierno tiene que ver con la extensa red de caminos que existen en muchos lugares rurales de la región. Tenemos más de 8.000 kilómetros de rutas con distintas categorías y una tasa de pavimentación cercana al 33%. Esta es una realidad que compartimos con otras regiones del sur del país”, indicó.
Para abordar esta situación, se ha puesto énfasis en la incorporación de nuevas tecnologías, reciclaje de materiales y mejoras en los Planes de Conservación de Caminos, con el objetivo de acelerar el ritmo de ejecución de obras y cerrar brechas históricas.
“No solamente son importantes las grandes obras, sino también llegar, desde un punto de vista de igualdad y desarrollo territorial, a aquellas comunidades que necesitan mejorar sus estándares de vida. Y eso inevitablemente viene aparejado con una mejora en los estándares de los caminos”, subrayó el seremi.
Además, en los últimos años ha habido un esfuerzo por vincular la ejecución de pavimentaciones a procesos participativos, donde las organizaciones sociales, juntas de vecinos y municipios tienen un rol clave en la postulación de los proyectos. Esta fórmula ha permitido priorizar obras en barrios con mayor vulnerabilidad o donde la conectividad tiene un impacto directo en el acceso a servicios básicos.