Columna de Opinión: ¿La bocina es un grito del alma?

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02/05/2025


El auto puede ser una extensión de nuestra realidad. Basta salir a manejar para notar que la bocina ha dejado de ser un simple instrumento de advertencia, ahora es el altavoz de nuestras frustraciones.

Es como si al tocarla no solo quisiéramos avisar que estamos pasando, sino descargar todo lo que nos carcome por dentro. Porque ya no manejamos con paciencia, lo hacemos con el alma en vilo y los nervios al borde del colapso.

Lo preocupante es que puede venir después de una bocina. Un roce con otro vehículo, una discusión por un espacio en la calle, y de repente aparecen bates, fierros, amenazas. Sin exagerar,  la violencia vial se ha vuelto casi parte del paisaje urbano.

Dos completos desconocidos, que en otra situación podrían saludarse con un “permiso” o un “gracias”, se transforman en enemigos declarados por una simple maniobra. 

Parte del problema tiene que ver con el exceso de autos circulando. Las ciudades simplemente no dan abasto. Tener dos vehículos por casa ya no es un lujo, es casi una necesidad mal entendida.

Y mientras el transporte público sigue siendo poco confiable o inseguro, seguimos optando por la individualidad del volante, aunque eso signifique pasar horas en tacos eternos. 

Nos cuesta ceder el paso, dejar que el otro se adelante, incluso cuando claramente va apurado. Como si aceptar que otro gane un metro más en la fila fuera una derrota personal.

Nos tomamos la calle como una competencia, cuando en realidad es solo un lugar de paso. ¿Qué nos cuesta dar el paso? Tal vez va rumbo a una urgencia, o tal vez solo está librando su propia batalla. En cualquier caso, no vale la pena ponerse al mismo nivel de la desesperación.

Quizás ha llegado la hora de aprender a bajar el moño, a entender que no todos los que manejan mal son nuestros enemigos. Que el camino puede ser compartido sin convertirlo en un campo de batalla.

Que a veces, simplemente dejar pasar es el acto más sabio y valiente. Porque si seguimos usando la bocina como grito de guerra, no solo perdemos la calma.

La anterior opinión/reflexión es personal, si te gustó, like o repostea.  
 

Autor: Máximo Martínez Campos



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