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24/09/2025
Desde que se descartó su impacto con la Tierra en 2032, la existencia del asteroide 2024 YR4 pasó a segundo plano. De la incertidumbre de un eventual choque —y la liberación de una energía más de 500 veces superior a la bomba de Hiroshima—, muchos lo dejaron en el olvido cuando la posibilidad fue desechada.
Sin embargo, científicos de la NASA permanecen muy atentos a él, ya que se estima que en diciembre de ese año podría colisionar contra la Luna. De acuerdo con las últimas observaciones, la probabilidad es cercana al 4%.
Un reciente artículo —liderado por un especialista de la NASA y que está a la espera de la validación de la comunidad científica— propone las acciones que deberían ejecutarse para abordar la enorme roca que descubrió, a fines de 2024, el telescopio ATLAS del Observatorio El Sauce, en la región de Coquimbo.
De acuerdo con información de la NASA, el 2024 YR4 tiene entre 40 a 90 metros de ancho (a modo de comparación, es más baja que la Torre Entel situada en Santiago Centro). Cuando se creía que el objetivo del asteroide era la Tierra, el organismo detalló cuáles serían las consecuencias de una colisión.
Para su rango de tamaño, "un escenario probable es que explote en el aire. Si entrara en la atmósfera sobre el océano, es poco probable que un objeto de este tamaño cause un tsunami significativo (...) si entrara sobre una región poblada, una explosión en el aire podría romper ventanas o causar daños estructurales de menor importancia en una ciudad", señaló.
"Un asteroide con un tamaño de unos 90 metros, lo cual es mucho menos probable, podría causar daños más graves, derribar estructuras residenciales en una ciudad y romper ventanas en regiones más grandes", repasó en una publicación.
Brent Barbee es quien lidera el citado artículo que espera validación científica. En él, señala que una eventual colisión contra la Luna provocaría efectos indirectos, pero significativos para la Tierra y las actividades espaciales, como por ejemplo:
Titulado como "Opciones de misiones espaciales para la exploración y la mitigación del asteroide 2024 YR4", Barbee y compañía identificó la mejor alternativa para evitar un destino que hoy tiene cerca de 4% de probabilidades de ocurrir.
Para ellos, lo ideal es ejecutar una misión de disrupción cinética, que consiste en detonar el asteroide mediante el envío, a fines de 2031, de dos dispositivos explosivos nucleares de 100 kilotones, los que deben ser capaces de navegar por el espacio de manera autónoma.
Si bien quedan poco más de siete años para diciembre de 2032, los especialistas creen que no es tiempo suficiente para enviar una misión de reconocimiento del 2024 YR4 ni para diseñar una misión DART (como la que redireccionó un asteroide en 2022).