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Crónica
27/10/2025
                    El reconocimiento entregado por ONU Turismo a Ralco, en la comuna de Alto Biobío, como uno de los Best Tourism Villages 2024, se ha transformado en un impulso no solo cultural, sino también económico.
Mientras tanto, en Cañete, comunidades mapuche y representantes de once pueblos originarios del país se reunieron para debatir el futuro del turismo con identidad, lo que refuerza la proyección económica de actividades ligadas a la naturaleza, la cosmovisión indígena y el emprendimiento local.
La distinción otorgada por la Organización Mundial del Turismo (OMT), hoy conocida como ONU Turismo, destaca a Ralco por su compromiso con la sostenibilidad, la preservación de la cultura pewenche y el desarrollo inclusivo de la economía local.
Desde 2021, este premio se entrega a localidades rurales que han logrado integrar el turismo con la identidad cultural sin sacrificar su entorno natural.
El seremi de Economía, Fomento y Turismo del Biobío, Javier Sepúlveda, valoró este logro asegurando que es un orgullo regional: “ONU Turismo reconoció a Ralco por su turismo indígena rural, lo que evidencia que la Región del Biobío tiene todas las condiciones para potenciar esta actividad económica, generando empleo, crecimiento y cuidando el entorno natural y cultural”.
Sepúlveda enfatizó que el Ministerio de Economía y Sernatur trabajan en la promoción permanente del territorio para atraer visitantes nacionales e internacionales. También subrayó la importancia de diversificar la oferta: turismo de invierno, naturaleza, mar y, cada vez más, turismo rural e indígena.
Según señaló, ofrecer experiencias auténticas, gastronomía, artesanías, música y costumbres, permite conservar la identidad y generar valor económico.
El alcalde de Alto Biobío, Félix Vita, comentó que “Esperamos que este impulso tome cada vez más fuerza. El turismo es hoy nuestra mayor fortaleza; tenemos lagunas, cordillera, volcanes y una gran diversidad de paisajes que queremos seguir potenciando”.
Desde Sernatur Biobío, su directora regional, Maritza San Martín, destacó que este premio no solo reconoce el paisaje, sino la mantención de tradiciones: “Ralco fue distinguido como una localidad que preserva sus costumbres y apuesta por un desarrollo turístico sustentable. Competimos con destinos de varios países, y que una comunidad rural de Alto Biobío esté en ese grupo es muy significativo”.
San Martín agregó que Alto Biobío ha visto un aumento en prestadores turísticos: más cabañas, hostales, restaurantes, guías y actividades de turismo aventura. Sin embargo, advirtió que la formalización es un desafío pendiente. “Vamos por buen camino, pero necesitamos fortalecer capacidades, certificaciones y profesionalización del sector”.
El Museo Mapuche de Cañete fue escenario del encuentro “Turismo con Identidad”, organizado por la Asociación Nacional de Turismo Indígena. Representantes de comunidades de todo Chile compartieron experiencias y desafíos de una modalidad de turismo que no busca la masividad, sino visitantes interesados en la cosmovisión y el patrimonio cultural.
Elmo Huenún Hueitra, delegado mapuche de la asociación, valoró profundamente la instancia: “Fue muy fructífera. Hacía mucho tiempo que no nos reuníamos territorialmente. Chile está creciendo en turismo, y el turismo indígena agrega valor porque incorpora biodiversidad y riqueza cultural”.
San Martín complementó que, en Biobío, el turismo indígena tiene presencia principalmente en Tirúa, Contulmo, Valle de Elicura, Lago Lanalhue, Alto Biobío y Cañete, especialmente en sectores como Puente Lolén, donde destacan artesanas de lana. “Es un turismo de nicho, auténtico, que comparte la cosmovisión mapuche y se orienta hacia la sustentabilidad”.
Sepúlveda enfatizó que el desafío ahora es consolidar ecosistemas emprendedores locales: “Como Ministerio de Economía, vamos a seguir acompañando a los municipios para desarrollar emprendimiento turístico. Es clave avanzar hacia la formalización, con certificaciones y conocimientos para que el turismo tenga un carácter profesional”.
Uno de los ejemplos emblemáticos de turismo comunitario es la Ruta Pewenche, en colaboración con comunidades del Alto Biobío. Su representante, Héctor Vita, explicó: “Nuestra empresa vincula a los turistas con las comunidades.
Mostramos cómo se mantiene la cultura, las tradiciones, y trabajamos con emprendimientos locales: cabañas, camping, apicultura, ganadería. Incluso capacitamos a familias pewenche para recibir visitantes”.
Añadió que el turismo ha ido en aumento: “El turista que llega aquí busca naturaleza y valora cómo respetamos a los ‘Ñen’, los espíritus que viven en este territorio”.
En el borde costero de Tirúa, la Comunidad Mapuche Miguel Yevilao ofrece una alternativa distinta. Su representante, Segundo Yevilao Huenchullán, explicó que comenzaron en 2012 vendiendo productos agrícolas y luego decidieron formalizar la actividad turística como comunidad bajo la Ley Indígena.
“No tenemos lago ni cabañas, pero sí un espacio en la costa donde realizamos senderos y recorridos. Muchas delegaciones nos visitaron antes de la pandemia y ayudaron a difundir nuestra propuesta.”
Yevilao subrayó que su turismo es experiencial y espiritual: “Los turistas que nos visitan son profesionales, antropólogos, sociólogos, interesados en vivir la experiencia y comprender cómo seguimos viviendo como pueblo. Compartimos el conocimiento espiritual del mar, invitamos a conectarse con él. Nuestros programas duran dos días y una noche, o visitas de solo una jornada”.